martes, 16 de octubre de 2007

A Juan Hernández (Mego)

Ayer estábamos todos muy tristes.

Juan nos dejó y se fue al cielo de los poetas, a la tierra prometida de los hombres íntegros, de los seres de voluntad inquebrantable; al paraíso de aquellos que supieron administrar los “talentos” recibidos y devolverlos al ciento por uno.
Lo que Juan recibió fue más bien poco y lo que deja en lo afectivo y espiritual, es un inmenso legado de cariño, amistad y nobles sentimientos entre todos los que le conocieron. También en lo material y terrenal Juan fue un triunfador, un adelantado a su tiempo, algún día les contaré las depuradas técnicas comerciales con las que ganaba a sus nuevos clientes. Él supo echar adelante con trabajo y mucho esfuerzo a su familia y facilitarles, a todos, una vida digna y confortable.
Hizo muchas cosas en su dilatada existencia, a todas ellas se entregó con rigor, tenacidad y pasión; sí, mucha pasión, Juan ponía siempre todo el corazón en lo que hacía.

Hoy estamos todos un poco huérfanos.

Se nos fue el padre, el abuelo, el hermano mayor, el amigo y compañero de nuestros encuentros literarios, perdimos al protagonista de mil momentos inolvidables.
Sus relatos, nos traían historias entrañables de su vida y la de los suyos. Sus nietos y nietas desfilaban con frecuencia por la mesa de clase.
Su voz, ya fatigada por la grave insuficiencia pulmonar que padecía, iba desmenuzando los escritos de manera cansina y entrecortada; algunas veces Blanca, tomaba el relevo y completaba ella la lectura. Cómo se querían y como discutían en ocasiones .Yo creo que era esa similitud de caracteres, la que a veces les hacía chocar y separarse como polos imantados con la misma energía positiva.

Mañana estaremos todos un poco mejor.

Nos queda su memoria y su recuerdo, nos quedan sus escritos, y permanecerá siempre su ejemplo entre nosotros. Si las palabras conmueven a veces, el ejemplo arrastra siempre.
Mis experiencias, los encuentros con Juan y esas pequeñas anécdotas a su lado, en estos tres últimos años, fueron de lo más gratificante. No fue mucho tiempo el que compartí con él pero fue intenso y por ello le doy las gracias, aquí en esta clase que el tanto disfrutó.
Algún día le escribiré unos versos, necesito una perspectiva más lejana, hoy tenemos demasiado próximo el recuerdo.
Concluyo con lo que escribí para él en la clausura de nuestro curso 2006/2007.

….Y ahora ya sí que termino;
me dejé para el final
a Juan Hernández Martín
persona noble y cabal.

Poeta de la belleza,
nos contó lo que ha vivido,
y tantos bellos momentos
que compartió en su camino.

No es necesaria la escuela
para atesorar talento,
Juan lo tiene y lo regala,
yo un buen puñado me llevo…..

BGR: 14 de Octubre de 2007

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