En el escenario brota
la sinfonía de lo divino,
en el pentagrama de tus movimientos
se funde la música del alma
con la fuerza del destino.
Fuerza que mueve tus piernas
para convertirlas en torbellino,
tu talle en huracán,
elegancia de remolino,
que te lanza a la gloria
y a recorrer caminos
donde la música canta
y el balet, marca su signo.
Danza no te canses
que del cansado
nada se ha escrito.
Escenario,
pentagrama,
torbellino,
huracán,
remolino.
Música y movimiento, del cuerpo
que con la danza, el balet y el alma
se han fundido.
23 de Junio del 2007
Juan Hernández (Mego)
Para mi nieta Irene con todo el cariño de su abuelo
para convertirlas en torbellino,
tu talle en huracán,
elegancia de remolino,
que te lanza a la gloria
y a recorrer caminos
donde la música canta
y el balet, marca su signo.
Danza no te canses
que del cansado
nada se ha escrito.
Escenario,
pentagrama,
torbellino,
huracán,
remolino.
Música y movimiento, del cuerpo
que con la danza, el balet y el alma
se han fundido.
23 de Junio del 2007
Juan Hernández (Mego)
Para mi nieta Irene con todo el cariño de su abuelo
5 comentarios:
gracias. blanca
Qué bellas cosas nos escribe Juan sobre los suyos. Cómo los quiere Cómo los tiene siempre muy presentes en ese afán, permanente de ayuda y proteccion hacia todo lo que quiere.
Yo, que me honro con su amistad y creo que tambien con su cariño, quiero en estos momentos difíciles por los que pasa pedir desde aquí al dios de los poetas que le deje un poco más entre nosotros.
Estoy segura de que Juan está poniendo todo el valor por su parte y que vosotras le dais la fuerza y el cariño que necesita.
Un abrazo muy grande
Mariantonia
Le conocí un día con los zapatos rotos de tanto andar y me entregó su carta de presentación como representante de embutidos, donde narraba las desventuras de un casado cansado de estar casado. Se me hizo entrañable y en cierta forma lo adopté como al abuelo que nunca tuve. Sus relatos, tan llenos de faltas, poseían esa profundidad que dan los años y ese trasfondo de sabiduría que sólo las personas buenas poseen. Adiós, Juan, filósofo, poeta. Aquí se quedan tus relatos y…, tu ausencia.
Sus poemas son una fuente de ternura.
Estoy seguro de que, esté donde esté, está escribiendo.
Le veo sonriendo con sus ojos dulces y un poco pícaros; y removiéndose inquieto en la silla, porque quiere contarnos lo que le ha dicho la musa hoy, y darnos lo que lleva dentro...
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